jueves, 18 de octubre de 2012

La guerra de la energía


Ante la previsión del agotamiento de las fuentes energéticas algunas naciones han reaccionado con invasiones militares de otras naciones, para así controlar el precio de la energía y asegurar el abastecimiento energético de la nación. Podría entenderse que este es el caso de Estados unidos, que a lo largo de su historia ha empleado su potente ejercito en asegurarse reservas de energía para así poder mantener su crecimiento y desarrollo.
Una fuerza bélica como la de Estados Unidos implica un alto consumo energético, y por tanto su balance energético se reduce ya que a pesar de contar con reservas su gasto energético se aumenta. Las naciones con un balance energético reducido pueden dedicar una menor cantidad de energía al mantenimiento de sus fuerzas bélicas y asuntos externos de la nación, puesto que a medida que pasa el tiempo sus gastos se mantienen y las reservas disponibles menguan.

Las naciones con poca energía como por ejemplo España, no están en posición de luchar ni de amenazar cuando el oponente es rico en energía. Para este tipo de naciones la seguridad está en conservar sus fuentes de energía para la defensa nacional.

Esta reducción del balance energético de las grandes potencias militares que normalmente suelen ser también grandes potencias económicas, producen un efecto de retroalimentación positivo. Ya que la búsqueda de fuentes de energía para el mantenimiento de los ejércitos, implica un gasto energético adicional, por lo que la cuenta del consumo siempre se incrementa y nunca se mantiene estable o se reduce.

En las políticas actuales de los gobiernos de las potencias mundiales, la política de la preservación y mejor aprovechamiento de la energía disponible en el país no tiene suficiente peso. Es necesario una mejor educación energética que permita a los países adaptarse a la cantidad de recursos disponibles y a sus tiempos de regeneración.

Desgraciadamente en las políticas actuales de las potencias mundiales, sigue teniendo un gran peso la búsqueda de nuevas fuentes energéticas, lo cual implica guerras e inestabilidad social y política a nivel mundial.

Estos hechos se pueden observar muy fácilmente hoy día con las tensiones entre las diferentes potencias mundiales e Irán.

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