Gran parte de la población mundial se concentra en las ciudades,
de forma que a veces las personas que viven en ellas llegan a olvidar su
naturalidad y la dependencia del medio. Las ciudades crean un entorno urbano en
el que se aísla al individuo del espacio natural, de forma que se hace creer al
ciudadano que todo lo que necesita lo puede encontrar en la urbe en la que vive.
Desde la Grecia antigua que ya se organizaba en urbes, la
sociedad es gobernada por los líderes políticos. Líderes políticos de mayor o
menor peso, de forma que lo líderes políticos superiores siempre han estado en
la cumbre de la pirámide de cualquier modelo ya fuese democrático, dictatorial
o cualquier otro.
A día de hoy, si hiciéramos una encuesta preguntando ¿Quien nos
gobierna? un 99,9% de las respuestas serian el nombre del presidente del país
de ese momento. He aquí la muestra de desnaturalización que lleva sufriendo el
ser humano desde prácticamente la Grecia antigua. Poca gente daría una
respuesta alternativa.
Probablemente si alguien respondiese que si, que estamos
gobernados por políticos pero que estos políticos están a su vez gobernados por
el medio que nos rodea y sometidos a el, no encontraría la casilla para marcar
la X.
Efectivamente esta respuesta se ajusta mucho más a la realidad.
Esa realidad a la que tanto prometen adaptarse los que hoy y mañana nos
gobiernan. ¿Quien de nosotros se ha parado a pensar a cuantos km de nuestra
casa va la basura que generamos, o donde se trata? ¿Quien de nosotros ha
pensado cuanta energía ha costado importar el melón de piel de sapo de Brasil
que compramos en el mercadona? ¿Quien de nosotros se ha parado a pensar de
dónde viene el agua que sale por nuestros grifos, y cuanta hay, y cuanta
podemos gastar, y cuanta gastamos?
Resulta que para comer un melón en la ciudad, no hay que arar la
tierra y plantar el melón previamente para después estar atento a su crecimiento
y así cuando llega a su punto de madurez poder comerlo. Pues no, en la ciudad
simplemente basta con ir al mercado y pagar por el sin tener que cultivarlo ni
que esperar, eso que lo hagan en Brasil que aquí por 90 céntimos no vale la
pena. Al vivir en la ciudad, el ser humano se acostumbra a cierta
comodidad que le brinda el entorno urbano. Una gran y poco valorada comodidad
de vivir en una zona urbana es abrir el grifo y que salga agua, el no tener que
ir a buscarla, o el no tener que enchufar una bomba de extracción para sacar
agua de un pozo y almacenarla en tu casa.
Estas comodidades, hacen que nos olvidemos que el ser humano es
un ser natural, hacen que pensemos que estamos gobernados por nosotros mismos,
y hacen que nos equivoquemos.
Los políticos en sus discursos hablan mucho y de muchas cosas,
pero nunca hablan de quien les gobierna a ellos. Probablemente si hiciéramos
nuevamente una encuesta preguntando a los políticos quien les gobierna, estos
marcarían la casilla de "el pueblo". Esta más que probable respuesta
vuelve a no ser del todo cierta. Lo cierto es que el conjunto de la sociedad y
la clase política está gobernado por el medio, por la naturaleza, por los
recursos del país, por los recursos de esa sociedad.
Las comodidades que nos brinda el vivir en una zona urbanizada
hace que creamos que el ser humano desciende del mono y que este
descendiente del mono es capaz de gobernarse a si mismo , cuando en realidad es
un mono más en la evolución.
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